Paloli-Aventura en Hermosillo - ¡qué horrorcillo!

Los que me conocen bien saben que cuando viajo, muchas de las ocasiones se prestan para una Paloli-Aventura. Pues esta no fue la excepción.

El viaje aparentemente más sencillo se hizo de lo más complicado. Lo único que quería era ir de Los Ángeles a México. ¿Qué tanto se puede complicar eso? Bueno, con Palolis todo puede ocurrir así que aquí les va la historia.

Mi vuelo estaba programado para salir de LAX hacia Hermosillo a las 13:30hrs. Y afortunadamente lo hizo. Pero no contaba con que sería un avión tipo jet para sólo 50 personas y que hasta el equipaje de mano es demasiado grande para acomodarlo en el compartimiento superior de la cabina (sueno a azafata). Yo llevaba una maleta pequeña (la típica para poder subir al avión) y una mochila con todos mis aparatos electrónicos. La señorita en el check-in me había dicho que no podría llevarla arriba, pero después de discutirle un rato logré convencerla de que me dejara llevarla arriba si me presentaba la primera en la fila de abordaje.

Así lo hice y la señorita me dejó pasar como habíamos quedado. Pero, para mi sorpresa, el encargado de vuelo me dijo:

- you can't take your bag with you.

Notando su claro acento mexicano le contesté en castellano:

- ya hablé con el personal de vuelo y me han dejado meter mi maleta.

El hombre insistía en que no me la dejaría pasar y me mostró que "hasta los capitanes" enviarían sus maletas por cargo. Yo no dejaba de discutirle reclamando que si algo le pasaba a mi maleta él se haría responsable. A lo cual respondió:

- yo no, la compañía

Así que me tomé de su comentario y le dije:

- si usted no es el responsable y no trabaja para la compañía, entonces meto mi maleta

Discutimos aún más hasta que se fue a hablar con el capitán del vuelo quien le dijo que si mi maleta cabía debajo de los asientos, me dejaba llevarla conmigo.

Afortunadamente mis dos maletas cabían debajo de los dos asientos (el avión era solo de 3 asientos por fila distribuidos 1-2) y el señor que estaba a mi lado me dijo que no le importaba y se cambió a otro asiento que estaba libre.

Ya en el avión otro señor discutía con la azafata también por el tema del equipaje. Y es que tenía razón. ¡¿Cómo puede ser que permitan aviones tan pequeños en vuelos internacionales en los que no cabe ni una maleta de mano?! El encargado de vuelo incluso lo amenazó con entregarlo a las autoridades en Hermosillo si seguía en ese plan.

Finalmente, salimos a tiempo y el vuelo no fue tan turbulento como creía que sería. En una hora y media aterrizamos en Hermosillo y pasé migración (no aduana) sin ninguna complicación. Hice cola (para variar) para ir al baño y al salir ya estaban abordando el vuelo de Hermosillo a México. Así que aunque me moría de hambre, porque no había comido nada desde las 9:30am y ya eran las 4:00pm hora local, no pude comer nada y me subí directo al avión.

El vuelo estaba programado a tiempo, pero de repente empezamos a tardar en movernos. La temperatura en Hermosillo era de 43 C o 110 F y el aire acondicionado de los aviones no funciona si la cabina no esté presurizada (o al menos eso fue lo que nos dijeron mientras nos asábamos de calor). La gente con revistas, tarjetones de instrucciones de emergencia o lo que se tuviera a la mano nos abanicábamos para evitar que el sudor escurriera por nuestra cabeza. El vuelo tenía varios bebés que empezaron a llorar como desesperados pues el calor era infame.

Después de media hora me doy cuenta que empezamos a movernos, pero no hacia la pista de aterrizaje, sino de regreso a plataforma. No nos decían nada y las azafatas tampoco sabían lo que estaba pasando. Diez minutos después el piloto anuncia en el altavoz:

- estimados pasajeros les habla el capitán. Hemos tenido que regresar a plataforma por una falla en el sistema de navegación. El avión se encuentra en perfectas condiciones (siguiendo el protocolo por supuesto), pero preferimos regresar para que el personal de mantenimiento revise el sistema de navegación. Les rogamos su comprensión y los mantendremos informados de cuanto tiempo estimamos para esta reparación.

Los bebés lloraban con más potencia (ver el vídeo del momento en el que piloto anuncia la falla y los bebés lloran como desaforados mientras las moscas vuelan en la cabina) y las pobres mamás estaban empapadas en sudor.

Pasaron veinte minutos más para acumular una hora de retraso y el piloto anunció que la falla estaba arreglada y partiríamos en cualquier momento. Nos colocamos para tomar pista, pero claro, habíamos perdido nuestro sitio en el "queue" así que nos tocó esperar quince minutos más para iniciar el despegue.

Cabe mencionar que encima me tocó el asiento de enfrente de la salida de emergencia por lo que mi asiento no se reclinaba hacia atrás. Durante la espera le tuve que pedir al pasajero de enfrente que por favor hiciera su asiento hacia adelante pues estaba encerrada con el espacio que - todos los que han viajado saben - es mínimo entre asientos (¡aún peor sin poder reclinarse!).

Finalmente estábamos en el aire y el aire acondicionado funcionaba (aunque la cabina estaba tan caliente que tardé al menos media hora en empezar a sentirse fresca). Durante la hora y cuarto que esperamos sólo nos ofrecieron un vasito de agua (tibia y sin hielo) y seguía sin comer nada. Eran ya las 8:00pm hora de México y mi estómago estaba reclamándome a gritos (o gruñidos es más apropiado). Afortunadamente tenía una ziploc con unas galletitas (que en realidad son cereal de canela de Trader Joe's pero estaban un poco duras para cereal así que las adopté como snack). Pero la verdad es que ya tantas horas sin comer le hicieron los mandados a mis galletitas y la boca se me hizo un poco pastosa sin tener nada de beber.

Gracias a Dios después de una hora de vuelo sacaron las bebidas y un vasito de zumo de manzana me alivió la garganta). Pero ni señales de la comida (a pesar de que me llegaba el clásico olor a comida de avión, era sólo mi imaginación porque no nos darían nada de comer así que le pedí a la azafata que me diera dos bolsitas de cacahuates Mafer - al menos son buena proteína - y señora de a lado me dijo que tenía mala suerte porque normalmente en ese vuelo daban un lunch box con un sandwich... Damn it!).

La cabeza empezó a reaccionar al hambre y la falta de azúcar. Me dolía. Todavía faltaba una hora y media para llegar a México y después bajar del avión, esperar un taxi y llegar hasta La Herradura desde el aeropuerto. Pensaba que a lo mejor comía algo en el mismo aeropuerto (en mi mente me decía que dependiendo de la hora a la que llegara).

La música para mis oídos llegó cuando el piloto anunció que comenzábamos el descenso. Todavía faltaban veinte minutos, pero ya estaba contenta a pesar de lo incómodo de mi camiseta sudada y que el cielo no me daba una gran bienvenida mostrando grandes relámpagos que iluminaban el horizonte.

Por fin aterrizamos a las 9:50pm hora local y salí bastante rápido pues tenía todas mis maletas en mano (por eso la importancia de no checarla desde el principio además de que traía documentos importantes). Pagué un taxi y a pesar de que el "Wings" que estaba a un paso de mi camino, decidí no comer/cenar hasta llegar a casa de mis papás porque Carlotita (mi nana) me esperaba despierta para abrirme la puerta y mis hermanos ya preguntaban en donde estaba.

Así que con la panza aún vacía, me subí en la camioneta que me llevaría a mi destino final. Aunque eran las diez de la noche, había bastante tráfico en el Circuito Interior. Sobre todo en los primeros tramos. Afortunadamente no pasó a mayores y en 40 minutos (bastante decente para esta ciudad) llegué muerta de cansancio y dolorida de todos los músculos a comer un sandwichito y descansar.

Aquí termina esta Paloli-Aventura en Hermosillo y si alguna vez viajan conmigo: cuidado. Jajajajaja.

Pero como decía el ratón Topo Giggio: Mañana será otro día.

P.D. La mayor parte de este post lo escribí mientras estaba en el avión, no llegué más que a terminar un par de párrafos y postearlo (no estoy tan loca teniéndome que levantar mañana a las 5:00am hora local 3:00am hora de Los Ángeles).